miércoles, 25 de mayo de 2011

Que envidiosa la distancia....

“Que envidiosa la distancia, también quiso formar parte de lo nuestro.”
En una relación de 2, la distancia no es bienvenida. Pero puede convivir, aunque siempre parece más una cuestión de supervivencia que de convivencia. Lo que duele no es la distancia. Normalmente la otra persona merece cada kilómetro. No es la distancia. Es el tiempo, que limita todo, presiona, angustia, acorta, obliga, condiciona, cambia, quita, pone, estira, rompe.
Porque, en una relación de día a día, en una relación de a pie se aprende a hablar con los ojos, a decir en silencio, a ver los sentimientos, y eso la distancia no lo permite. Nunca podrán permitirse verse como entidad unitaria. Siempre serán 2. La distancia esclaviza a eso.
“Pero también tiene sus cosas buenas.” Pero yo no lo diría así. Hace algunos sentimientos más intensos o crea emociones únicas. Eso no son cosas buenas, sino lo que ganas por perder.
Ves, que a pesar de arriesgar tu todo, no puedes. Prepotencia, angustia. Saudade, término portugués hecho a medida sin traducción castellana, el significado es una mezcla de anhelo, añoranza, nostalgia y melancolía.
¿Cuál es la solución a una relación a distancia? Mientras haya distancia de por medio no será solución sino remedio. Y sólo la calidad de los sentimientos es la que decide si la distancia es más fuerte que vosotros u os puede y os vence.
No intentéis ser racionales. Si una relación a distancia dura es por la cantidad de emocional que tiene esta. Mientras lo emocional supere lo racional no habrá problema de distancia. Ahora bien, si piensas si te merece la relación porque la distancia te resulta condicionante, es porque quieres racionar unos sentimientos, y eso ya es el primer indicio de que tu relación no será de esas fuertes y admirables que soportan la tiranía y esclavización del kilometraje. No lo intentes. Una relación a distancia dura, lucha, vence y gana cuando no se piensa que es a distancia, cuando eso no es un inconveniente, sino un ingrediente más de vuestra relación, nada más, pero no un obstáculo.
Pero aun así, os diré algo.
Hay personas que se tienen a 2 metros y envidarían que su único problema fuera la distancia.
Así que no hagáis de la distancia un problema mientras no lo suponga. La distancia no es un problema cuando quieres de verdad a esa persona que está a un rato largo de ti. Total, solo es un rato. Todo es un rato. No penséis, vivid y pasad un buen rato
Si he venido hasta aquí ha sido para verte por última vez con los labios y cerrar esto. Ya no es aguantable, soportable. De verdad. Escucha, no volveré a verte. No vendré aquí, ni tu vendrás a mí. Ya nada nos une. Ya no hay motivos ni excusas que nos valgan. Y si en un futuro lejano nos encontramos, no nos veremos. Porque la situación y el tiempo nos habrán vuelto ciegos y cobardes para ver y hacer cualquier cosa que atreva a hacernos felices. Sé feliz. Lo mereces. Pero ahora tú por aquí y yo por allí. No me mires con cara de "hasta pronto", esto es un adiós
Vivimos en una sociedad tan falsa y plastificada que ahora ya todo es bello y perfecto, se ha perdido el encanto de lo feo, de lo singular. Mientras, lo plural abunda, cansa, la personalidad no existe, la miel ya no pringa, lo nuevo nunca lo es, la novedad ya está inventada, la tv emite basura, mentiras y macabro morbo adulterado, porque todo está inventado. Lo romántico no se lleva, los secretos son de cartón, todo se comparte, todo se sabe, se oculta, se critica. Nada sorprende. Nada es auténtico, de verdad. Sociedad de silicona y exceso de sonrisas que llevan a nada y a dolor.
Esto no es sociedad, es suciedad. Falsociedad. Soeziedad. Apesta a plástico del barato, además huele. Y lo intentan ocultar con exceso de colonia de la mala y sudor del fuerte ahora que no hay tabaco del caro

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